Empecé este comentario cuando todavía no había terminado el libro por una simple razón: no quería olvidar las sensaciones que me dejaba. ¿Cuál son esas sensaciones? Desazón, impotencia, malestar, imposible elegir sólo una.
Me recomendaron Nacer mujer en China (Xinran Xue, de 2003) hace menos de una semana y me lo comí en dos días (algo inusual en mí, que suelo tomarme mi tiempo para leer libros). Era imposible soltarlo, necesitaba saber qué seguía, qué más contaría, con qué me sorprendería.
Cuenta quince testimonios reales de mujeres chinas, por supuesto, y va haciendo una triste radiografía de la vida femenina en ese país tan grande como diverso. Abarca temas variados, como el abuso sexual, la homosexualidad, la privación de la libertad, el suicidio, tragedias naturales, amores que duran años, amores que no existen.
La autora es una periodista encargada de un programa radial llamado Palabras en la brisa nocturna, donde recibía montones de cartas y llamados de oyentes con sus historias. Desde ese programa inició aquella disección de las experiencias y la naturaleza femenina china a partir de un pedido desesperado de un oyente: una niña había sido secuestrada y obligada a casarse con un anciano, que la tenía encadenada para evitar que huyera. Su salud corría serio peligro así que este anónimo oyente buscó ayuda de la periodista, que hizo todo lo posible para rescatarla. Cuando finalmente lo logra no recibió sino críticas. Así comenzó este viaje de descubrimiento por su propia nación y su propia naturaleza. ¿Qué significa ser mujer en China? ¿Es ser una buena madre? ¿Es ser un miembro respetado del Partido? ¿Es ser una persona independiente y con estudios?
La lectura puede resultar insoportable por momentos, no por la prosa -que es muy llevadera- sino por lo que relata. Es incómodo de leer, especialmente por su veracidad que por momentos parece increíble (como dicen, «la realidad supera a la ficción»). Es una lectura obligatoria para todos los que se interesen por la vida en oriente y en el trato a la mujer en la sociedad.