
Lena Dunham. (2014) No soy ese tipo de chica. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Espasa.
«Qué asco la gorda Dunham» es una frase que, con variaciones, escuché (y pronuncié) por mucho tiempo cuando la artista neoyorquina salía a colación en alguna conversión. Durante varios años, sin poder determinar exactamente por qué, el tedio y el desagrado que me provocaba el personaje Hannah de su serie Girls fue creciendo a pasos agigantados.
¿Es el hecho de que siempre está con hombres que parecen estar «por encima» de ella? ¿Es su narcisismo insoportable? ¿Es su poca vergüenza al mostrar un cuerpo que, alejado de los cánones de belleza contemporáneos, nos hace sentir profundamente incómodos y enfrentar las reproducciones de esas estructuras que nosotros mismos realizamos con cada una de nuestras acciones? ¿Es su claro privilegio de clase y raza que, pese a todo, parece no poder reconocer? ¿O será que uno se ve reflejado un poco en ella, con todo lo que eso supone?
Sería hipócrita decir que no disfruto de sus obras, ya que las consumo prácticamente desde que se estrenó su primera película, especialmente en esos momentos donde me siento trabado, no sé qué hacer con mi vida y siento que estoy indefectiblemente condenado al fracaso.
Aprovechando que estoy tomando unas mini-vacaciones en la costa, ayer entré a una librería a ver si conseguía un libro en especial. Mientras revisaba los estantes de un Yenny del tamaño de un monoambiente palermitano, encontré el lomo de No soy ese tipo de chica (Not That Kind of Girl: A Young Woman Tells You What She’s «Learned»), el libro de ensayos autobiográficos de Dunham.
Pese a que leí una traducción al español (que, habiendo leído mis ensayos favoritos en inglés, confirmo que no le hace justicia a la escritura mordaz, egocéntrica y con un alto nivel del odio a sí misma por partes iguales de la autora), no pude parar de reírme y de empezar a entender un poco más a esta mujer y por qué, desde esa Tiny Furniture, me encanta todo lo que hace. Pude encontrarla más humana, más imperfecta y más cercana que ese personaje proyectado en la pantalla chica.
Salvando las grandes distancias distancias en cuanto a género y capitales, sentí empatía e identificación en esos relatos sobre una incomodidades adolescentes, novios por internet, dificultades a la hora del sexo, ataques de ansiedad, delirios de grandeza, hipocondría y, sobre todo, el miedo profundo a la muerte, en el cual se centra mi ensayo favorito:
I think a fair amount about the fact that we’re all going to die. It occurs to me at incredibly inopportune moments – I’ll be standing in a bar, having managed to get an attractive guy to laugh, and I’ll be laughing, too, and maybe dancing a little bit, and then everything goes slo-mo for a second and I’ll think: are these people aware that we’re all going to the same place in the end? I can slip back into conversation and tell myself that the flash of mortality awareness has enriched my experience, reminded me to just go for it in the giggling and hair-flipping and speaking-my-mind departments because… why the hell not? But occasionally the feeling stays with me, and it reminds me of being a child – feeling full of fear but lacking the language to calm yourself down. I guess, when it comes to death, none of us really has the words[1]Lena Dunham. (20/09/14). I just want to work the death thing out. The Huffington Post, disponible online..
Otro de los tantos grandes momentos que tiene el libro es su cierre, en el cual, siguiendo esa consigna how-to del título, brinda una guía sobre cómo fugarse – una a los nueve años y otra para las mujeres de 27 años – que proporciona el mejor consejo que esta persona, que necesita escaparse del resto de manera regular, escuchó en mucho tiempo:
Has aprendido una nueva regla, y es muy sencilla: no te expongas a situaciones de las que desees huir.
Pero cuando lo hagas hazlo hacia ti misma, del mismo modo que el conejito andarín lo hace hacia su madre, pero tú eres la madre, y eso lo verás más adelante y estarás muy pero muy orgullosa.[2]Lena Dunham. (2014). Guía para Fugarse. En No soy ese tipo de chica (200). Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Espasa.
Está claro, clarísimo, que gran parte de las críticas que se le hacen están bien fundadas – es una chica privilegiada, blanca, de clase media acomodada que vive en New York y con una mirada feminista que se asemeja en partes a un feminismo de la diferencia de corte esencialista.
Pese a gustarme mucho el libro, algunos de sus ensayos contenían pasajes que hablaban de características intrínsecas de las mujeres, o de los estereotipos que deben cumplir las mujeres lesbianas, y no pude evitar sentir un poco de incomodidad al leerlas. Pero también considero que hay que tener en cuenta que fue escrito hace un par de años y que actualmente su hermanx, Grace Dunham, artista y activista genderqueer, la ha influenciado de manera más que positiva[3]“’Even though I consider myself female and I have a more binary approach to my sexuality, I think that Grace’s idea about expanding the definition of what ‘she’ can mean has really opened me up,’ Dunham said. ‘Before Grace became so deeply embedded in her identity, I think that I was still thinking of the world as… I accepted the idea of transness, but I felt like I didn’t understand the idea of a person whose gender and sexuality could contain elements of everything that they’d seen.'» – Curtis M. Wong. (06/10/16). How Lena Dunham’s Gender Non-Conforming Sister Has Shaped Her Life. The Huffington Post, disponible online. .
En cuanto a su privilegio de raza y su poca consideración sobre la interseccionalidad pese a considerarse versada en feminismos y teoría queer, bueno, pasapalabra.
Es innegable negar que el miedo y la ansiedad no son iguales dependiendo de qué posición tengamos en el espacio social, o de cómo nos afecta la cisheteronorma cada vez que tenemos que hacerla carne. Pero ciertos aspectos de ellos, los que los hace característicos, sí se parecen y ella tiene una forma eficaz, cruda y graciosa de transmitirlos.
No, Lena no es la voz de toda una generación. Pero sí de una parte, de fragmentaciones, por momentos. Porque, nuevamente, salvando las modalidades y dificultades, la inmadurez, la vergüenza por nuestros cuerpos, la presión, la ansiedad, la soberbia y el miedo son universales. Y una voz moderna, femenina y profundamente contradictoria e imperfecta, siempre es bienvenida antes que otro machirulo más.
1. | ↑ | Lena Dunham. (20/09/14). I just want to work the death thing out. The Huffington Post, disponible online. |
2. | ↑ | Lena Dunham. (2014). Guía para Fugarse. En No soy ese tipo de chica (200). Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Espasa. |
3. | ↑ | “’Even though I consider myself female and I have a more binary approach to my sexuality, I think that Grace’s idea about expanding the definition of what ‘she’ can mean has really opened me up,’ Dunham said. ‘Before Grace became so deeply embedded in her identity, I think that I was still thinking of the world as… I accepted the idea of transness, but I felt like I didn’t understand the idea of a person whose gender and sexuality could contain elements of everything that they’d seen.'» – Curtis M. Wong. (06/10/16). How Lena Dunham’s Gender Non-Conforming Sister Has Shaped Her Life. The Huffington Post, disponible online. |